
La cultura en su más amplia acepción se nos presenta hoy como un enorme desafío, en tiempos complejos en que todo parece ponerse en tela de juicio y en que no hay ya verdades reveladas. En tiempos de pos-verdad todo es incierto, todo se cuestiona, nada es definitivo y todo merece ser revisado. Hay un cambio de paradigma que claramente se advierte en el rico campo de la expresión humana, no sólo cultural, sino también social, económico, político y filosófico.